Fumando espero

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Fumando espero
Por. Juan Carlos Gutiérrez

En algún momento de 1922 -dicen algunos que fue durante el mes de marzo- el poeta Félix Garzo compuso la letra de uno de los tangos más famosos del mundo que entre sus atributos ostenta el no haber sido creado por autores argentinos, sino que fue elaborado en España. La pieza tiene tal nivel de expresión literaria y musical que cuando llegó a Argentina unos años más tarde muchos creían que se trataba de una composición Bonaerense. El autor de la música fue Juan Vidalomat Masanas o -Joan Viladomat i Masanas- y junto con Garzo hicieron la obra para una pieza teatral.

“Fumando espero” es el nombre de este gran tango que inclusive fue grabado por Carlos Gardel pese a la oposición inicial de su compañía disquera. La negativa se debió en parte a que la letra se consideró de un elevado contenido erótico, y por otra a que se hace una clara alusión a estar fumando un cigarrillo de cannabis -algunos debaten si se trata de cocaína-.

Como en la pieza se alude claramente a la calma que viene luego de hacer el amor, y a la reanimación de los amantes cuando recurren a fumar el cigarrillo, muchas veces la letra fue censurada.

Este es el primer tango que llega a nuestro continente desde Europa y claro, el hecho le añade un valor especial a la obra. Se publicó en Buenos Aires en 1928, pero se había estrenado en el Teatro Victoria de Barcelona en la revista “La nueva España” puesta en escena en 1923.

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Vidalomat (1885-1940) compuso más de 500 piezas entre cuplés, tangos y tonadas ligeras. Vivió en Barcelona una vez que se trasladó desde su natal Manlleu, y la mayor parte de su producción la hizo en el Paralelo, un barrio equivalente al Montmartre Parisino. Se hizo famoso tanto por su academia de variedades “La colosal” como por su compañía de espectáculos con la que recorrió España y varios países.

Sus tangos fueron muy gustados en Buenos Aires como si fuesen de un compositor Argentino. Además del que hoy comentamos, creó «¡Celos no!», «Julieta (Mi primer tango)», «Tango prohibido», «El tango de la mandra», «Al Sena», «Nubes de opio», «Vuelve a mí», «La canción de Margot», «Mina divina», «Por ti» y «Mi locura».

Sobre la letra de “Fumando espero”, se ha especulado durante años si el cigarrillo de que habla hace referencia al cannabis o a la cocaína. Esto se debe a que otra pieza del autor se llama “El tango de la cocaína” que hizo para una obra de un acto en teatro guiñol del mismo nombre, la cual alcanzó cierto éxito en más de 30 representaciones. Parece ser que por lo que canta la letra “… y mientras fumo mi vida no consumo, porque flotando el humo me siento adormecer…” los efectos se parecen más al cannabis que a la cocaína.

Recordemos que en esos años dichas sustancias (cannabis, cocaína, opio) no estaban prohibidas ni existía el elevado consumo que ha devenido en el narcotráfico y daños a la salud en gran escala. Tampoco eran claros los efectos ni las consecuencias de consumirlas. Lo que sí estaba mal visto -como sucede ahora con el alcohol y el tabaco- era el exceso en su ingesta. De forma tal que hemos de escuchar y apreciar esta obra en su contexto histórico y cultural.

Vidalomat compuso la música sobre temas poco comunes o de crítica social que eran gustados por sus letristas. Así, abordó la crítica política (La Catalanista), el transexualismo (Niní), el cubismo (El pintor cubista), y muchos otros.

De “Fumando espero” la versión más conocida en España es la de Sarita Montiel para la película “El último cuplé” (1957) aunque su letra fue recortada por la censura franquista. Para esa época, la referencia a la voluptuosidad y al erotismo que se lograba viendo las volutas de humo eran una clara alusión al encuentro sexual.

La pieza fue grabada por primera vez en la voz de Ramoncita Rovira (1926), y en Argentina la primera versión instrumental la hizo Roberto Firpo. También hay versiones con Libertad Lamarque y la orquesta de Víctor Buchino, Argentino Ledesma y la Orquesta de Carlos di Sarli, Carlos Dante con Alfredo de Angelis, Héctor Varela entre muchos otros más.

Con la decadencia del teatro de variedades Viladomat cayó en el olvido y murió a los 55 años, alejado del mundo del espectáculo donde fue famoso. Por su parte “Fumando espero” se sigue interpretando en todos los países donde se gusta del tango. Es común escucharlo en las milongas a las que asistimos cotidianamente y sigue siendo del agrado de la gente que lo disfruta y lo baila.

Te comparto ahora una de mis versiones favoritas, con la inolvidable cancionista Nina Miranda y la Orquesta de Graciano Gómez.

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