En esta situación sanitaria derivada del COVID-19 y de acuerdo a lo que me ha tocado vivir estas semanas y meses, estas son algunas de mis reflexiones y conclusiones:
1. La familia lo es todo. El primer apoyo está siempre ahí.
2. Debemos vernos a diario en el espejo para reconocernos y saber quiénes somos. Saber si nos gustamos y agradamos así como estamos. Si hay que ajustar, hacerlo.
3. Interiorizar. Conocernos desde adentro y expresarlo hacia afuera. O bien, reencontrarnos con nosotros mismos.
4. Ser agradecido. Por la salud, por la familia, por el trabajo. Siempre hay personas y/o familias en mejores situaciones y en peores. De estas últimas hay mucho que aprenderles, admirarles y también, son señalados para ayudarles conforme a nuestras posibilidades. Cuando entré al hogar de una familia en paupérrimas condiciones dejé de quejarme.
5. Recordé que no se requiere salir ni gastar para pasar un rato agradable. Basta con tener a tus seres queridos cerca, un plato de comida y un techo donde vivir.
6. Probar tus propios límites. La paciencia y el nivel de adaptabilidad son prioritarios hoy en día. Si tienes control en la adversidad, podrás disfrutar cada momento y mejorar tu situación.
7. El poder de abrazar, de sentir. Hoy en día eso no se puede hacer en muchas ocasiones y con muchas personas. Hoy aprecio más esos grandes momentos cálidos. Ojalá pronto lo podamos hacer de nuevo. Lo extraño bastante.
8. Poner en práctica o reforzar los hábitos de higiene. Me ha enseñado a recordar y/o refrendar los hábitos que ya sabía y hacía. Enfermedades respiratorias entran muchas veces por tocarnos la nariz, ojos u oídos con las manos sucias.
9. El poder de controlar el dinero. Dejé de gastar en muchas cosas o gastos hormigas. Hoy me siento mejor controlador de mi dinero y de mis gastos. El ahorro es la clave para muchas personas que ahora han podido salir adelante.
10. Escuchar música, sentarme en un sillón o en un rincón de la casa. Basta con eso para tener mi espacio y lograr la anhelada paz que muchas ocasiones necesitamos.
Por: Juan pablo Ponce